Cuando muera el sol y empiece a tomar vida la noche me daré cuenta que te he extrañado. Mientras tanto aquí sigo con esa puta sensación de que me estás esperando en casa con la cena servida y esas palabras que tanto me gusta escuchar…
Pero definitivamente esta vorágine que llamo trabajo deja mi realidad a un costado por nueve horas para demostrarme que la vida sigue, sigue y sigue… a pesar de todo, de tu ausencia, del cigarro fumado a medias, de mi celular que suena para decirme que quien llama no sos vos, a pesar de todo, te amo… y te escribo este mail que nunca vas a leer porque nunca te lo voy a mandar, si, porque sabés que no soy adicto a escribir cartas, porque sabés que prefiero decirte al oído todo lo que siento, y lo que siento se resume en dos palabras que ya las conocés bien.
Pero hoy, mi vida, hoy me reservo esas palabras para mañana (cuando estés aquí a mi lado), mientras tanto las cambio por estas otras dos palabras que suenan frías en el pequeño micrófono del celular: “Hasta mañana”