sábado, 26 de julio de 2025

I don't miss anything about you

Si tal vez quisiera besarte como lo hacía antes, cuando tenías otros labios, de seguro volverían los tormentos, tus soledades ya marchitas y el mal sabor de la última despedida. Si tal vez quisiera abrazarte, como lo hacía antes, cuando tenías otro cuerpo, de seguro volvería a sentir el peso de tu frialdad hundiéndome en el centro del planeta. Si tal vez quisiera mirarte, como lo hacía antes, cuando tenías otro rostro, de seguro volverían los destellos de luz negra desnudando todas mis imperfecciones. Si tal vez quisiera nombrarte, como lo hacía antes, cuando tenías otro nombre, de seguro volverías a ser la extraña conocida, te volverías visible en la inmensidad de este universo. Es por todo esto que no quiero ni besarte, ni abrazarte, ni mirarte. Mucho menos nombrarte, porque si existiera otra vida para mí después de que me haya ido, no quisiera volver a tenerte pegada a mi alma allende mi reposo.

Y si alguna vez te preguntas el porqué de mis palabras, debería responderte que aún recuerdo cuando me decías que yo era tu ancla, que mi inseguridad me costaría tu amor, que mis verdades eran mentiras. Y debería decir que el ancla terminaste siendo vos, que mi inseguridad tenía fundamentos en tus infidelidades comprobadas, que mis verdades eran más ciertas que tus argumentos.

No he vuelto a pronunciar tu nombre ante tu presencia, porque prefiero soportarte como un fantasma a darte entidad cuando es inevitable tu cercanía indeseada.

Te he descorporizado de mis poemas más sentidos hacia vos, he iluminado tu complemento para que me reemplaces por otro desprevenido, exorcicé tu demonio narcisista para alivianar mi vuelo, tranformé en desagrado toda tu ficticia entrega, aborrecí tus viejas cartas cargadas de falso amor, porque deduje que yo fui tu premio consuelo.

Mataste mi ilusión y tuve que resucitarla cuando dejé de ser víctima de tus abusos.

Dejé de sentirme culpable de explicar la verdad, dejé de poner mi cuerpo para que proyectes tus traumas, me di cuenta de que yo no era sino aquello que vos querías que sea, y cuando ya no actué para complacerte, me liberé.

miércoles, 10 de enero de 2018

Hubiera

            
          Un día estuve a punto de morir y el miedo me paralizó, la bala que iba a matar a mi amigo se atascó en el caño y no salió. Si esa bala hubiera salido este amigo hubiera muerto primero, luego yo, pero no. Ya sé que el “hubiera” no existe, porque si vos no te hubieras ido yo no hubiera crecido, pero eso es terreno de la suposición. De haber muerto yo en aquella ocasión, nunca te hubiera conocido, ¡y vuelvo al hubiera! Es que de tantos “hubiera” inexistentes yo me creé la fantasía de tus besos, la felicidad de los hijos, la gloria del amor…
          Creo que no morí en aquel pasado para conocerte y ser parte del milagro de la vida. Hoy te confieso que ayer morí, pero he renacido porque mi alma, mi cuerpo y mi espíritu se quedaron conmigo. Ahora soy otro hombre, con un pasado hermoso y un futuro incierto. 
          Hoy me pregunto: ¿Fuiste un "hubiera"? En esta vida solo trataré de vivir porque hay lugares hermosos fuera de nuestra comodidad.




lunes, 3 de julio de 2017


Me hiciste promesas
que no has cumplido,
yo he creído
y me llevé sorpresas,
ahora profesas
un corazón herido,
triste y sufrido…
no me interesas.

domingo, 9 de abril de 2017

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí en este espacio. He crecido, he madurado, he sufrido, he llorado, me han decepcionado, he decepcionado, tuve penas, viví alegrías, sufro la soledad durante la mayor parte del día.
La vida no es fácil.
Era otro hombre antes, participé de tres libros y este año se viene el propio.
Es domingo de ramos y no sé por qué me acordé de los blogs, tampoco sé si hay alguien leyendo, pero me gustaría saberlo... (Dejo puntos suspensivos para que alguien me conteste y me anime a seguir escribiendo en este blog y en el otro).

martes, 17 de diciembre de 2013



Dicen que cuando una mujer pasa por la peluquería es porque está en crisis. Hoy la vi, pasó mucho tiempo y su pelo está cortado al ras... ¿Qué te pasó? quise preguntarle, pero me callé, obvio. Pasó a mi lado y se alejó desparramando uno que otro suspiro. Allá va...

miércoles, 2 de enero de 2013

A último momento





No quiero molestarla con esto de mi vida, o quizás sí; es que hay sonidos y silencios de quince años entre mis sueños y los suyos, entre mis dedos y su piel, entre mis palabras y sus oídos, entre, bah!, ya no importa; tampoco voy a decirle que importa el ahora, bla bla bla, cursilerías baratas.
Tengo ganas de decirle “soy yo, miráme, a punto de tocar (HOY) el futuro que ya vi en el pasado, por eso te molesto, no es por nada más, ¿decíme si no estoy loco? Es para hoy tu caricia, tu beso, tu silencio, tu desnudez. Trato de decirte que no he intentado cambiar el destino para este día. Dale, volvé a decirme que estoy loco, creo que me gusta, pero desde hace años que sé de este encuentro casual y, aunque no pensé que fuera cierto, en un rincón del corazón intuía la realidad. Estamos distintos, más grandes, estás más linda y yo más bohemio… pero nunca pude conquistar a nadie con mis palabras, no hasta hoy”
Pero eso no pasará tampoco. Ella se acerca a mí, pasa como ya lo sabía, imponente, con su remera blanca y su short rojo, tal cual la “vi”. Yo sin poder abrir la boca, viendo que todo es verdad, no puedo decirle absolutamente nada. Ella pasa, me mira de reojo, cree reconocerme y, mientras me atraganto con mis palabras, ella desvía su mirada y detiene un taxi que la llevará lejos, muy lejos.
Creo que cambié el destino. Hoy, a último momento.


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martes, 18 de diciembre de 2012

La de las alas...



Cuando te vayas no me digas adiós, tampoco me mires a los ojos; te evitaré, deseo borrarte de mí, vivir como si no hubieras existido nunca. No recordaré la noche en el dique cuando, luego de abrazarnos y besarnos, disfrutamos el cielo más estrellado de nuestra historia hasta ese momento. No miraré nunca más este lunar tan vistoso que siempre opacó mi audacia y que a vos te parecía único. Me llevaré todo lo que te escribí a otra parte, donde nunca puedas leerlos ni decirme que te gustan, con una sonrisa deliciosa…
Me iría yo pero la que siempre tuvo las alas fuiste vos, yo quiero quedarme un poco a descansar, a disfrutar la vista desde la ventana, esperaré la lluvia y lloraré un poco antes de ir a dormir; fumaré un último cigarrillo, porque nunca te gustó que fume. Te haré caso en eso de cepillarme los dientes apenas me levante de la mesa. Iré a misa los domingos por la mañana porque siempre decías que la tarde se hace corta y no se puede hacer nada. No voy a salir a correr durante la siesta porque el sol hace daño ni tampoco dejaré la cama destendida, aún cuando nadie quede en casa para notarlo, pues tienes razón en aquello que al regresar tienes que perder el tiempo en tenderla antes de dormir.Me haré el hábito de leer por las noches, pues hasta ayer no lo hacía por abrazarte y hacerte el amor. Me dejaré el pelo largo, no tanto, pero sí un poco más, solo para no recordar que a vos te gusta bien cortito.
O pensándolo bien… deseo que me mires, sí. Quisiera saber si tu adiós será verdadero o será sólo un deseo de volar un rato sin mí. Yo no evitaré tu mirada entonces. Dejaré mi mirada sin lágrimas y mi lunar a la vista, cerraré las ventanas para no distraerme mirando la lluvia caer y te daré el último poema que escribí en tu silueta para que lo leas y me sonrías llena de luz… quizás aceptes volar conmigo por la tormentosa noche de nuestra ciudad, por aquel lugar donde nos besamos bajo las estrellas. Te aseguro que llegaremos, al fin, hasta la segunda estrella a la derecha y viajaremos directo hasta el amanecer.



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