lunes, 20 de octubre de 2025

Dijiste que no me amabas

Dijiste que no me amabas. Ya ves, con eso entendí que el amor no te surgía del corazón sino del cerebro, porque el amor verdadero no se negocia, tampoco se ruega. No me amás. Punto. 

Ese vacío es ahora una certeza que no se superará nunca, pero no por vos, sino por mí, por haber creído, por haber apostado a lo incierto. 

Dijiste que no me amabas y entendí que tu amor no era una promesa, nunca tomaste riesgos. Tu remedo de amor no se sostuvo ni siquiera un poco. 

Dijiste que no me amabas y no fue el dolor lo que me dolió, fue la crueldad de tus palabras, porque en ese maldito momento, todo lo que había visto entre los dos se esfumó, todo fue una imagen mental corroída, es evidente que esa proyección era con alguien más, ese ser diferente que habría acogido todo lo que te entregué a vos por equivocación, es decir, mi paciencia, mi tiempo, la fe en el futuro, la convicción de que, por fin, había encontrado el valor del alma; pero fui un estúpido 

Me equivoqué demasiado con vos. Creí que eras diferente y resultaste igual a todos los rostros oscuros que se deshacen a la luz y enseñan su verdadera esencia. 

No tengo excusas, yo soy el culpable por creer que podía confiar, porque mi amor era sin pecado, sin invasión. Fui honesto a rabiar y nadie lo merece. 

Dijiste que no me amabas y aprendí que tu amor no estaba donde creía, no sé si está en algún lado. 

Desperdicié mi tiempo con vos. Y hoy estoy con más años y menos esperanzas. 

Otra equivocación.

No hay comentarios: